top of page

Graffitis, ¿Arte o vandalismo?

  • Foto del escritor: Livia Drusila Castro Jiménez
    Livia Drusila Castro Jiménez
  • 26 jun 2019
  • 5 Min. de lectura

“Mi salvación y mi condena, lo que me hace tener identidad”, “la libertad de poder expresarte donde y cuando quieras… destrucción y creación”, “un vicio y una virtud”, “arte urbano, una expresión desenfrenada, incluso una contestación contra la justicia”, “lifestyle”, “calle”, “letras, el arte de manipular el aerosol, compartir, destacarse, estilo, amor, conocer, expresión, viajar”, “representar”, “esfuerzo y convicción, puedes tener la pasión que sea pero si no te arriesgas no ganas”, “el graffiti es no bañarse”, así me respondieron grafiteros de España, Argentina, Venezuela y Chile a la pregunta: ¿qué es el graffiti para ti?

Todo eso es el graffiti y si hay algo en lo que coinciden todos es en que es una forma de expresión, una forma de expresión más allá de lo convencional, que rompe con las reglas y con lo establecido. Es una representación tribal de poder de los grupos urbanos.

Pero si hablamos graffiti, primero hay que diferenciarlo del Street art o arte urbano, porque existe en la sociedad cierta tendencia a confundirlo, o al menos, a no saber distinguirlo.

El término graffiti comenzó a utilizarse para nombrar los textos de protesta que algunos manifestantes colocaban en las paredes de ciudades por todo el mundo, pero no es hasta los años 70 cuando surge en el Bronx el movimiento Hip Hop, una subcultura de barrios marginados que gira en torno a diferentes elementos, uno de ellos consiste en una expresión gráfica realizada con aerosoles o marcadores. El objetivo es marcar territorio con tu nombre o pseudónimo en la mayor cantidad de lugares posibles, generalmente sin autorización.

Se caracteriza por estar escrito en una tipografía muy característica, muchas veces difícil de leer para el ojo “no entrenado”, y va desde los simples “tags” o firmas, hasta las bombas (letras más grandes en donde se rellena y se da un poco más de detalle) y finalmente las piezas, que son las ejecuciones mucho más terminadas, con infinidad de colores y efectos, también acompañadas usualmente de otros elementos gráficos.

El graffiti tiene un importante valor social ya que se convirtió en la válvula de escape de muchos jóvenes que canalizaron su energía y su frustración a través de este medio.

Por otro lado tenemos el arte urbano, que abarca un rango mucho más amplio de temas y estilos (dentro de las que incluso se puede contemplar el graffiti o el elemento de realizar piezas no-autorizadas). Aquí no necesariamente se trata de expresarse con esa furia o esa energía, sino que se puede perseguir otras intenciones, como simplemente la belleza, la sorpresa de interactuar con el entorno o aprovechar las paredes de la ciudad para hacer conciencia sobre algún tema relevante.

Asimismo, el arte urbano se vale de un rango más amplio de técnicas, que van desde los mismos aerosoles y marcadores, hasta plantillas (Stencils), pintura acrílica, papel y pega de almidón, o cualquier otro medio que el artista decida.

Si algo caracteriza al movimiento, es que los escritores reivindican sus pintadas como obras de expresión pura, representan la lucha contra lo establecido más allá de las normas.

Tintado de polémica, el grafiti es un arte que abarca todos los colores y formas, un movimiento vandálico cuyo objetivo es la libre expresión de lo no permitido, mostrando la obra a todo el mundo, sin censuras y sin límites. La exploración de nuevas formas y abstracciones es continua, y por eso el movimiento sigue reinventándose a través de un abanico de posibilidades cada vez más amplio.

Pero desgraciadamente, el graffiti sigue siendo castigado, sigue siendo visto como algo malo. “Actualmente estoy en un proceso penal acá en Argentina por pintar un bien de uso público, un tren, pero es parte de lo que hago y a lo que estoy expuesto”, cuenta “Zhon” un grafitero chileno que lleva pintando desde los 13 años.

Los trenes y el graffiti son dos cosas que desde hace años han estado muy relacionados, pero también muy sancionados, para Zhon el hecho de pintar un tren o el subte es acción, determinación, miedo, valor, esfuerzo y perseverancia, astucia, sacar conclusiones, molestar sistemas de seguridad multimillonarios y hacerlos dudar de su eficacia.

Pero también cuenta que aparte de todo eso, se trata de tener la mejor superficie de la ciudad que la recorre e interactúa con la gente, ya que el hecho de pintar un tren te permite eso, que la pintada la pueda ver mucha más gente y en lugares diferentes.

Otro incentivo es el de conseguir el mejor resultado en el menor tiempo posible, ya que cuando pintan un tren o el subte no se pueden demorar más de 4 o 5 minutos por si aparece algún guardia, “es un desafío muy tentador y muy personal en mi caso”, afirma el grafitero chileno.

“Rob3” otro grafitero argentino, señala, sin embargo, que él nunca tuvo problemas con las autoridades por pintar en lugares públicos. “A veces es peor cruzarte con otros escritores con los cuales haya ‘beef’”, remarca. Y es que encontrar un buen lugar o spot para pintar es algo muy codiciado, todos quieren tener un buen muro y que sea visible, porque eso se traduce en llegar a más gente.

Para estos dos grafiteros y para muchos otros, pintar legal no tiene sentido. Todos coinciden en que el hecho de pintar ilegal es la esencia de lo que hacen y que hacerlo legal no tiene el mismo sabor.

En España según la Asociación de Transportes Públicos Urbanos (ATUC), las compañías ferroviarias se gastaron en 2018 más de 20 millones de euros solo en limpiar los grafitis. En Argentina, la Asociación de Trenes Argentinos afirma que no existen cifras exactas del presupuesto destinado a la limpieza de los trenes y subtes pero estima que la cifra de España se puede hasta triplicar.

En definitiva, la palabra grafiti y prohibición van de la mano, si un grafiti fuese legal no tendría sentido, pues lo que se busca con ello es una reacción, por parte de la sociedad, del gobierno, de la policía. Buscan cambiar las normas de lo establecido y demostrar que existe un arte alternativo, que no es el que se exhibe en los museos, sino el que hacen ellos, los de calle, los que interactúan con ella y dejan huella en sus paredes.

El arte de los grupos urbanos. Un arte al alcance todos y para todos.

Gracias a Dres, Alias, Mati, Facu, Raúl, Yoga y a los No me Baño por contarme qué es para ellos el grafiti y sobre todo a Rob3 y Zhon por contestar todas mis preguntitas.

Los grafitis de las fotos son de Rob3, Isla, Brek, Dame y Zhon, respectivamente.


 
 
 

Comments


#TAGS

© 2023 by Annabelle. Proudly created with Wix.com

bottom of page